Monotonía diaria de la servidumbre actual, donde crees elegir con libertad, lo que anula tu voluntad.
Horas muertas pasan en vano, podridas, vigiladas, resguardadas por asnos fieles a su horma de profanación mental. Poniendo el pecho por intereses cicateros y bastardos. Idiotizados los peones sucumben al destino cruel de una vida vacua, adornada por los grises recovecos del manicomio de cuerdos, repleto de artificialidades como globos de detergente.